Masaru Emoto, un investigador japonés, encontró que el agua tiene la capacidad de "responder" a las emociones y palabras humanas, afirmando que las vibraciones positivas, como el amor y la gratitud, pueden transformar las moléculas del agua en estructuras armoniosas y bellas. Por otro lado, las vibraciones negativas, como el odio, podrían distorsionar esas estructuras. En sus experimentos, Emoto fotografió cristales de agua expuestos a diferentes tipos de palabras, emociones y música, mostrando patrones distintos.
Ya que el cuerpo humano está compuesto en su mayor parte de agua, mantener una actitud positiva, cuidar nuestras emociones y rodearse de pensamientos constructivos influye directamente en la belleza, mejora apariencia de la piel y el bienestar general.
Nuestra belleza no solo depende de productos externos, sino también de la armonía interna y el equilibrio emocional, enfócate en cuidar tanto tu salud mental como física, potenciando la belleza desde adentro.